Visita al Pozo Julia en Fabero

Visita al Pozo Julia en Fabero

La mina de carbón conocida como Pozo Julia es sin duda el emblema de Fabero y su cuenca minera por varias cuestiones: por la calidad del mineral extraído, su tamaño ya que llegaron a trabajar en ella 3600 personas, y por ser pionera en la mecanización de la minería en España. 


Si vas a visitar Fabero, te recomiendo concertar una visita a Pozo Julia, porque están gestionadas por una asociación de antiguos mineros (en colaboración con el Ayuntamiento) y verás y aprenderás de primera mano todo lo relacionado con el trabajo en la mina y cómo era el funcionamiento de ésta en particular. 

Puedes llamar al teléfono del Ayuntamiento de 10 a 14 horas en días laborales, 987 550 211 o directamente al móvil 671 028 841, para concertar tu cita. Se hacen 2 pases diarios de martes a domingos, a las 11 y a las 16:30 horas. 

💰 la visita corta dura 2 horas aproximadamente y cuesta 5€. También puedes hacer la visita larga que incluye el economato y el poblado minero, por 10€.

Visita al Pozo Julia en Fabero

Historia 


En la recepción u oficina que verás a la entrada de las dependencias, tienen una pequeña tienda con recuerdos de la mina, camisetas, imanes, libretas, figuras... 

Y ahí comienza la visita guiada que en primer lugar te cuentan un poquito de la historia de esta mina. 

Perteneció a la empresa Antracitas de Fabero y su construcción data de 1947. Tiene un gran pozo vertical de tres plantas que alcanza los 275 metros de profundidad, se accedía por un castillete con ascensor para personas y vagonetas, que hoy es la imagen más representativa de esta mina. 

Fue en este pozo, en 1962, cuando se introduce por primera vez en España el sistema de arranque mediante cepillo, una maquinaria moderna que elevó los rendimientos generando a su vez una importante reducción de plantilla (que en ese momento contaba con 3600 trabajadores) y un avance tecnológico de primer orden en la industria minera. 

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Pero llegó un momento en que las reservas de carbón fueron escaseando y el empresario decidió que no era rentable la extracción y cierra sus puertas en 1991. Luego pasa a manos de UMINSA  (Unión Minera del Norte) con el polémico empresario Victorino Alonso al mando y años más tarde sus instalaciones son cedidas al Ayuntamiento para su musealización y visitas.  

1. Vestuarios de mineros 


Tras ponernos al día con una breve introducción de su historia, pasamos a la primera nave y en primer término visitamos los vestuarios de los mineros. Lo primero que hacía el minero al entrar a trabajar era pasar por el vestuario para ponerse su ropa de trabajo. La ropa limpia se dejaba en las taquillas, y la funda estaba a secar en el vestuario, donde cada minero tenía su percha correspondiente. 

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La ropa estaba colgada por el simple hecho de que tenía que secar, salían empapados y sucios por tener que trabajar tumbados entre riachuelos de agua. Los aerocalentadores de los que disponía el vestuario se encargaban de calentar la sala y secar la ropa mojada para que al día siguiente el minero tuviera su ropa de trabajo seca de nuevo. 

En el vestuario, no solamente se cambiaba el minero, aquí se realizaban las asambleas, las votaciones, donde se fraguaba la lucha por unas condiciones dignas de trabajo que han marcado la imagen del minero. 

Tras enfundarse su mono de trabajo, el minero pasaba a la lampistería.

2. Lampistería 


Aquí era donde el minero recogía su lámpara ya cargada para la larga jornada de trabajo en aquellas oscuras galerías del tajo. 

Con el paso del tiempo y los avances tecnológicos, los candiles de carburo se abandonan en favor de las lámparas eléctricas y cascos de protección, donde se sujetaban estas lámparas modernas que permitían al minero moverse sin molestias.
 
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La función del lampistero era repartir aquellas piedras de carburo y, en épocas más recientes, mantener siempre con carga las baterías que se pueden ver en la sala, de las lámparas eléctricas.

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Junto a las lámparas se le entregaba a cada minero una pequeña chapa identificativa, que servía como control para ver quien entraba y salía de la mina. 

3. Duchas 


Una vez acabada la jornada de trabajo, el minero dejaba la ropa colgada en las perchas de los vestuarios y pasaba a las duchas que como se puede ver había individuales y colectivas, donde se llegaban a juntar entre 100 o 150 mineros. 

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Al principio de la sala están las individuales y al final las colectivas.

Como anécdota nos cuenta la guía, que estos baños estaban alicatados porque lo hicieron los mismos mineros poco a poco al salir de trabajar. Al ver que habían quedado tan bien, los encargados les pidieron que alicatasen también los suyos y los mineros se negaron. 

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Tras salir de las duchas, iban a la sala de taquillas para vestirse e irse para casa. Hoy en esta sala se muestra una exposición sobre la minería en Fabero. 

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4. Zona de vigilantes 


Los vigilantes eran los encargados de controlar que la labor se hiciera correctamente o de llevar la cuenta de los trabajos realizados por picadores, barrenistas o estempleros, que trabajaban a destajo. El vigilante, normalmente un trabajador que desarrollaba excepcionalmente su trabajo, participaba de un estatus diferente al minero, disponiendo de un área propia separada de la de los mineros, donde el acceso para el resto del personal estaba prohibido. 

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La diferencia respecto a la zona de mineros se basaba en disponer de duchas individuales independizadas del resto del personal y disponer de lavabo con espejo en un área mucho más cuidada que la que utilizaban sus compañeros mineros. 

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Como puedes ver aquí los baños ya están sin alicatar, como te he comentado.

5. Zona de facultativos 


Los facultativos solían ser ingenieros técnicos de minas, y pertenecían a un escalafón mayor en la cadena de mando, superior al de los vigilantes, por lo que disponían de una serie de comodidades como ducha y taquilla individual con acceso independiente. 

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La ropa sucia ya no se colgaba de las perchas, una empleada se encargaba de recogerla, lavarla, plancharla  y colgarla en las taquillas. 

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El trabajo de los facultativos se dirigía no tanto al control de los trabajadores, tarea para la cual estaban los vigilantes, sino para comprobar el buen funcionamiento general de la mina y tomar las decisiones correspondientes tras pasar por todos los puestos de trabajo. 

6. Sala de compresores 


Cambiamos ahora de nave para ir a la Sala de Compresores, una de las más importantes de cualquier complejo minero. 

En este pozo, la sala de compresores dispone de tres grandes compresores de motor americano y maquinaria inglesa, que llegaron a Pozo Julia en los años 60. 

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Estos compresores generaban el aire comprimido empleado para el funcionamiento de la gran mayoría de las herramientas, tanto en interior como en el exterior de la mina. 

En una explotación de tan grandes dimensiones, el sistema de conducción del aire comprimido, mediante tuberías, debía dirigirse a todos los rincones de la mina. En esta sala trabajaba el encargado y un electricista, ya que estos grandes compresores necesitaban de una fuente de electricidad fiable que suministrara la altísima potencia eléctrica necesaria. 

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Aquí también se puede ver un genéfono, que era el sistema de comunicación dentro de la mina. No es más que un teléfono con un cable que se hacía sonar con una rueda, y debido al ruido que hacía al girar la rueda, eran conocidos como guaguas. 

La guía hará sonar la sirena tan típica de la mina, servía para anunciar el cambio de turno, pero también cuando ocurría algún accidente. 

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Con máquinas tan grandes trabajando, la vibración que se producía cuando se ponían en marcha, era sentida en todo el pueblo. Por ello se diseñó un sistema especial de vigas que absorbían el impacto, una genialidad para la época.

7. Sala de máquinas 


Desde esta sala se controlaba el subir y bajar de las jaulas de los mineros que estaban en el interior del castillete. La maquinaria aún se conserva en su lugar original. 

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Era una especie de ascensor minero que en los pozos verticales como este, subía y bajaba materiales, mineros y vagonetas cargadas del carbón extraído en los tajos. Era el maquinista quien detenía la jaula en el lugar exacto, frente a la boca de las diferentes galerías que existían en esta enorme mina, por lo que su responsabilidad era alta. 

8. Lavadero 


Ya en el exterior, frente a la sala de máquinas, se almacenaba todo el material que se iba a utilizar en el interior. Se pueden ver todavía los raíles que llevaban las vagonetas de transporte. Todo este espacio era un entramado de raíles, nos recuerda la guía.  

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Una pequeña pendiente permitía que las vagonetas se desplazaran fácilmente por estos carriles desde las jaulas hasta la zona de clasificación, donde basculaban su contenido de carbón en unas grandes tolvas.

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Tras una primera selección, y mediante cintas transportadoras, el carbón se llevaba al lavadero que era donde se clasificaba por tamaños, tarea que solían hacer las mujeres. 

Antes de la llegada de los camiones para llevarse el carbón, esta empresa creó una línea de baldes aérea para transportar el carbón hasta la zona del valle del Sil, y después en tren. 


9. Fragua


Una pequeña sala en el exterior contaba con una fragua y un taller para arreglar la maquinaria. 

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10. Castillete 


Le toca ahora el turno a la parte más llamativa de las minas, el castillete, que sustenta el sistema de poleas (que viene desde la sala de máquinas que vimos antes) que permitía sacar el carbón y meter a los mineros a la profundidad de la mina, subidos en la jaula. 

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Todavía se oye el agua que en la actualidad inunda los cientos de metros de galerías que conformaban la mina, un agua que se extraía del interior de la mina a través de una sala de bombas situada en la parte más profunda del pozo. 

11. La mina


Por la parte de atrás del castillete, accedemos a una recreación de la galería de una mina para hacerte una idea de cómo se trabaja a 200 metros de profundidad, donde todo era calor, humedad y oscuridad. 

Toda esta infraestructura fue realizada altruistamente por los propios mineros para el disfrute de todos. 

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Para entrar, montas en una plataforma metálica que se mueve y una pantalla va simulando lo que sería descender en una jaula por el castillete. El ruido y el movimiento es auténtico, parece real 🔦

Luego ya pasamos a la recreación de una galería, con un corte donde estaba el barrenista y el picador siguiendo la veta.

Con ayuda de audiovisuales, muestran los propios mineros como era el trabajo del barrenista, el encargado de perforar la piedra con su martillo y rellenar los barrenos (huecos en la piedra) con explosivos para avanzar en la perforación de la galería. 

Tras la explosión, los entibadores eran los encargados de montar los cuadros, estructuras de hierro y madera que impedían el derrumbe del techo o de más escombro. 



El Picador es la persona encargada de extraer el carbón de las vetas desde el tajo. Con un martillo neumático extraía la piedra de carbón que el páncer se encargaba de sacar a la galería general. Desde allí, las vagonetas cargadas del carbón extraído se dirigían hacia el exterior de la mina. El trabajo de picador es uno de los más duros y peligrosos de la mina. Los desprendimientos, el páncer o el propio martillo neumático generaba enfermedades relacionadas con el desgaste de huesos y articulaciones, necrosis óseas, pérdida de audición y sobre todo silicosis, enfermedad producida por la sílice de la piedra, que va secando el pulmón del minero produciendo la muerte en los casos más avanzados. 

El Cepillo estemplero que también podemos ver en la galería, se introducido en Pozo Julia en los años 60, es en realidad un sistema de extracción que disponía de dos motores que envían y recogen una gran masa de hierro a la que se la insertan cuchillas en sus extremos. Con su constante paso junto a la veta, el cepillo va extrayendo el carbón y dirigiéndolo al páncer para su salida a la galería general. Los estempleros se encargaban de afianzar el techo que dejaba el cepillo y desplazar el sistema junto a la veta una vez abierto el espacio necesario. 

12. La enfermería


La última parada será en la pequeña sala de la enfermería, donde se daba asistencia a problemas menores de la mina y seguimiento de heridas, ya que como hospital siguió funcionando el de Pozo Viejo que era la mina de esta empresa anterior a ésta. 

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Aquí se muestra instrumental de la época y podrás firmar en el libro de visitas y dar las gracias por la conservación de este patrimonio industrial tan importante. 

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