Codesás Vello, el pueblo fantasma


Codesás es una aldea perteneciente a la parroquia de Quins, en el concello de Melón (Ourense), que en la actualidad se haya dividido en Codesás Vello y Novo (viejo y nuevo).
Y es que aunque, apenas separados por 100 metros de asfalto, se encuentran divididos en el tiempo. En la parte nueva, unas 25 casas componen la aldea rodeadas de campos de cultivo, donde un bonito conjunto nos recibe, formado por un peto de ánimas con dos cruces en sus laterales, es el Calvario de Codesás que data de 1851 como reza en su inscripción, y al lado una pequeña eira de hórreos.

Según datos estadísticos del INE del pasado año 2018, contaba con 53 habitantes.


Unos metros más adelante, un lavadero rehabilitado y siguiendo la estrecha carretera llegamos a las ruinas de lo que fue una coqueta aldea hace unos años atrás.
Se conservan los caminos entre las casas, y es que algunas de ellas son aprovechadas para guardar ganado y cultivos.


Hay construcciones de todo tipo, siendo la mayoría de piedra. Sorprende el porte de alguna de ellas que tuvo que ser una gran obra de cantería, como la que está al final del pueblo que remata en un arco bajo el cual pasa el viejo camino.


En alguna vivienda todavía se pueden ver restos de ropa y mobiliario abandonado a su suerte y es que la sensación que se tiene después de recorrer los entresijos del pueblo, es como si sus habitantes se viesen obligados a abandonar sus casas por alguna circunstancia, se nos ocurre alguna expropiación forzosa o algo similar... Por ello, aprovechamos el paseo de una vecina para entablar conversación y nos aclara que no, que las casas se hacían viejas y fueron construyendo arriba unas nuevas
- primero se fue uno, luego otro...
- la mayoría somos gente mayor -sigue comentando 
- los hijos y los nietos ya no quieren venir aquí, ellos tienen sus familias y su vida fuera


Galpones, alpendres, hórreos, bodegas


Postes altos de granito marcando el camino que en su día contaría con sombra de alguna frondosa parra.


Espacios aprovechados al máximo como contaba nuestra "guía turística improvisada", porque
-  todos éramos familia y cuando los hijos casaban, se le hacía a la misma casa alguna ampliación y escaleras independientes de acceso y así "apañábamos".

Todo un ejemplo de arquitectura popular en el que la maleza una vez más es la dueña de la mayoría del terreno, sin que nadie lo remedie.
- No existe proyecto para el pueblo, quedará ahí - nos comentan






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