En Agolada encontrarás un importante ejemplo de patrimonio arquitectónico tradicional y etnográfico que ha llegado casi intacto desde el siglo XVIII hasta nuestros días.
Os hablo de los
Pendellos de Agolada, donde se celebraba uno de los mercados más populares gallegos.
El recinto donde se encuentran los Pendellos está abierto al público y se pueden visitar sin problema las numerosas edificaciones restauradas en el año 2011 tras ser declarados como Conjunto Histórico-Artístico en 1985.
Punto de encuentro de comerciantes de diferentes lugares de la geografía que se daban cita para vender ganado y productos del campo gallego con gran afluencia de visitantes.
Estas singulares edificaciones que veremos son de planta cuadrada o rectangular, con muros de piedra y cubierta de teja y madera. El suelo en su mayoría era de tierra aunque ahora lo veamos todo cubierto de losas de piedra.
Paseando por sus estrechas callejuelas se pueden distinguir 3 tipos de Pendellos: los expositores que son los más abundantes, como mostradores en piedra que se podían alquilar para exponer los productos; los de tipo Comedor de mayor tamaño, que como su nombre indica eran utilizados para que los comerciantes pudiesen comer a cubierto alejados de las inclemencias del tiempo y los hospedajes o casetas que eran y siguen siendo utilizadas como almacén para los días de feria donde se guardaba el ganado y la mercancía, disponiendo algunos de ellos de cocina y dormitorio para pernoctar los comerciantes que venían de lejos.
Hoy en día se celebran exposiciones de trabajos artesanos, fiestas populares y actos culturales, además del tradicional mercado el día 12 de cada mes.
Capela das Virtudes
En la parte sur del conjunto podemos ver una pequeña capilla que se dice que fue trasladada desde un meandro del río de Ferreiroa situado entre los barrios de Ferreiroa y Bidueiros, siendo sus propietarios la familia Sarandeses, por sufrir constantes inundaciones que la dañaban.
Pequeña y humilde de planta rectangular fue el primer templo de Agolada, en ella hubo culto hasta finales de los años 60 cuando se construye la nueva iglesia.
Fue rehabilitada conservando su aspecto original además de recuperarse también su primitiva campana.
Praza do mel
Esta pequeña placita cuadrangular se utilizaba por los vendedores de miel cuando había días de mucha actividad en las ferias. El recinto estaba acotado con muros de bloques de hormigón que se derribaron dejándola con el aspecto que ahora vemos.
El origen de este mercado popular se traslada hasta el siglo XVI cuando se celebraba en una antigua posada-taberna que era conocida como Posada de Agualevada. Ya en el siglo XVIII se hacía cerca del Monte Farelo y luego sería trasladada hasta el casco urbano de Agolada, construyendo el recinto de los pendellos para tal fin. Estaría funcionando hasta la década de los 70 en que fueron abandonados y al caer en desuso, algunos fueron derribados para construir viviendas o el propio ayuntamiento.
Hacia el extremo este por el callejón Parranda veremos construcciones de dos alturas con la puerta de gran tamaño ya que servía para guardar el ganado, y una plaza.
Todo el pueblo está super cuidado y da gusto pasear cada rincón con sus viviendas típicas rehabilitadas
Cómo llegar:
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