Aún así, no resistí la tentación de al menos conocer dos de los enclaves característicos de esta comarca como son el pueblo de Puentedey y la Cueva de San Berbabé en el Monumento Natural de Ojo Guareña.
* Puentedey
Este pequeño pueblo de la Merindad de Valdeporres es conocido por su característico puente en forma de arco natural sobre el río Nela y sus casas encaramadas encima de él.
Entro a formar parte en el año 2021 de la asociación de "los pueblos más bonitos de España", y bien merecido porque es precioso.
El río Nela ha ido horadando la roca durante millones de años, sin embargo este puente natural se le conocía en la Edad Media como el "Puente de Dios" y de ahí el nombre del pueblo.
El arco tiene una altura de unos 15 metros y si el agua lo permite, se puede pasar por debajo para coger un sendero y subir hacia el centro de la localidad.
Se cree que el pueblo durante la Edad Media estaba protegido por una muralla.
Sobre el arco de roca está la Iglesia de San Pelayo de origen románico en la que destaca su portada en la que podemos ver la figura de un hombre peleando con una serpiente, atribuida a la lucha de San Jorge con el dragón.
Al otro lado está el Palacio de los Brizuela con dos torreones, edificado entre los siglos XV y XVI por la familia Fernández-Brizuela y declarado B.I.C en 1949.
En el centro del pueblo han rehabilitado un viejo horno de pan, un molino y un potro de herrar.
Una buena idea es coger la vía verde que han creado aprovechando las viejas instalaciones del tren Santander-Mediterráneo, e ir hasta el Mirador de San Andrés con una perspectiva diferente del arco sobre el río.
Al otro lado de la carretera, junto al río, hay un área recreativa con una bolera, aparcamiento y área de autocaravanas.
Hacia el norte, antes de llegar a Quintanilla está el inicio del camino que nos lleva a la Cascada de La Mea. En medio de un barranco con paredes de piedra y entre un bosque espectacular, encontraremos esta caída de agua de unos treinta metros. Desde la carretera deberemos seguir un sendero de unos 300 metros hasta llegar a ella.
* Monumento Natural Ojo Guareña
A tan solo 20 minutos tenemos el complejo kárstico de Ojo Guareña que con sus 110 kilómetros de galerías está considerado como el conjunto de cuevas más extenso de la Península Ibérica y uno de los 10 más grandes del mundo.
En lo alto de la montaña hay una gran esplanada con aparcamiento y es donde parten la mayoría de las rutas de senderismo que se pueden hacer desde aquí, que son muchas.
Lo más significativo para ver en Ojo Guareña son dos de sus cuevas, La de Palomera y la Cueva Ermita de San Bernabé.
Para visitar Cueva Palomera hay que hacer reserva previa ya que son visitas guiadas con grupos reducidos y está mas enfocada al turismo de aventura ya que está sin acondicionar. Se pueden hacer dos recorridos diferentes, uno de 1,5 Kilómetros con dos horas y media de duración y otro de 2,5 de 4 horas, con precios de 17 y 23€ respectivamente.
Para acceder a la Ermita de San Bernabé podemos hacerlo desde el aparcamiento bajando una rampa señalizada o desde otro pequeño acceso desde la parte de abajo de la carretera.
En el primer tramo está la entrada a la cueva con la taquilla. Se pueden comprar las entradas aquí, pero recomiendo que si vas en temporada alta y fines de semana, lo hagas a través de su página web. Consulta también los horarios, porque son variables y algunos días solo están por la mañana.
Unos metros más abajo están las entradas fundidas en la roca que no te cansarás de fotografiar desde todos los ángulos.
La entrada a la Ermita son 3,50€ y si quieres también acceder a la cueva son 4,50€ con descuentos para grupos, estudiantes, pensionistas y niños.
La visita dura 45 minutos y NO se pueden hacer fotos a menos que te lo indique la guía. Es totalmente adaptada para cualquier público ya que discurre por rampas de madera.
Al comienzo te ponen una proyección con una breve explicación de lo que te vas a encontrar. Luego se verán las Pilas del Santo, que recoge el agua que se filtra en la cueva y la Galería de los Silos donde se almacenaba grano.
El final del recorrido nos lleva al interior de la ermita dedicada a San Tirso, con una talla del santo del siglo XIII y unas curiosas pinturas murales en su bóveda natural datadas de 1705 y 1877 que relatan los martirios y milagros del santo.
A la derecha de la entrada a la Cueva hay una sala que fue utilizada para celebrar sesiones del ayuntamiento desde 1885 hasta 1924.
El lugar sin duda... espectacular 😍
Localización de entrada a la cueva:
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